viernes, 17 de febrero de 2012

El niño


Solamente os cuento lo que esta publicado en Facebook, sobre este niño, acompañando su foto: El hermano de este niño murió en la batalla del camello – el dos de febrero 2011 – Ha quedado sentado en Tahrir, al lado del muro del museo egipcio, cerca del lugar donde murió su hermano. Rechazaba coger nada de nadie, ni llorar frente de nadie, excepto los que conoce a ellos desde el comienzo de la revolución, y los que le ayudaron la noche cuando murió su hermano. Repetía siembre que no abandonará la plaza hasta hacer justicia por la muerte de su hermano, vengar por ello, o que se vaya a su lado. Este niño es el cadáver, sin identificar, encontrado en la batalla de Muhamed Mahmoud.
Ahora, viene a continuación la note que publique ayer:
A noche, en una televisión egipcia, hubo un programa interesante, sobre los niños y adolescentes que participaron el la revolución egipcia, con niños y niñas invitados, desde nueve a dieciséis años. Bajo la pregunta de: ¿Hay un revolucionario que tiene doce años? Una pregunta, que hizo el primer ministro hace semanas, para deslegitimar las protestas de diciembre. La respuesta de los niños en el plato, y en el material de archivo proyectado, de como han liderado algunas marchas, era: Si, hay una revolución para menores de 18 años.
Me acordé de algunos comentarios europeos, durante la segunda “Intifada” palestina, de que una madre que deja a su niño o niña tirar piedras al ejercito israelí, es una mala madre. Comentarios que demuestran una ignorancia absoluta de que como la ocupación, cuando existe, como el caso palestino, o la pobreza, la marginación social, y la violencia del estado, en el caso de todas los otros países árabes, no deferencia entre niños y adultos. Mata y castiga a todos.
Uno de los comienzos de la revolución siria, ha sido a través de los niños. Salieron de un colegio de la ciudad de Deraa, repitiendo, como en un juego, el lema que llevaban dos meses escuchando en la tele: El pueblo quiere derrotar al régimen. En este momento, han sido detenidos por parte de la autoridad aterrorizada a que la ola revolucionaria llegué a sus terrenos, y han sido torturados también. Así, llegó la chispa revolucionaria a Siria ¿Se puede preguntar entonces sobre la mala madre que dejó a su niño o niña acompañarla en una manifestación pediendo vivir bien en libertad? ¿O mejor dejarle morir solo en una casa bombardeada?

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